El metano es el gran desafío de la ganadería: su efecto es 28 veces más fuerte que el CO₂. Hoy, la biotecnología bovina ofrece soluciones reales: genética selectiva, edición genética y probióticos que reducen hasta 30 % las emisiones sin perder productividad. Cada kilo de metano evitado es también un kilo ganado en competitividad y acceso a mercados premium.
La productividad ganadera no se mide en número de vacas, sino en kilos y litros por animal. Mientras USA lidera en eficiencia y Brasil en escala, México enfrenta el reto de transformar su resiliencia en productividad real. Un aumento en rendimiento y reducción de pérdidas puede convertir al país en un competidor estratégico global.