Las necropsias bovinas son la caja negra del corral de engorda: revelan causas reales de mortalidad, corrigen suposiciones y guían decisiones que ahorran millones. Identificar lesiones primarias permite ajustar protocolos, mejorar recepción, afinar metafilaxia y evitar tratamientos innecesarios. Sin necropsias, no hay control técnico ni rentabilidad sostenible.